Una breve reflexión sobre el lenguaje de "inclusión"


El lenguaje inclusivo ha venido ganando terreno en el ámbito cultural y académico de Chile, esto es un fenómeno de origen internacional que afecta la forma en que nos comunicamos públicamente.
 
Para poder realizar un análisis de este fenómeno debemos comenzar por preguntarnos  ¿Qué es el Lenguaje? La RAE tiene varias definiciones para este concepto, pero la primera y la más relacionada con el tema en cuestión dice que es la  “Facultad del ser humano de expresarse y comunicarse con los demás a través del sonido articulado o de otros sistemas de signos” . A partir de esta definición se deja entrever la arbitrariedad y la espontaneidad del lenguaje ya que es la  facultad expresiva del ser humano.
Más claramente lo explica la teoría del famoso lingüista  Ferdinand Saussure (1857-1913) el cual define este concepto separándolo de la  “lengua” (que sería la convención social del lenguaje, refiriéndose al paradigma establecido para comunicarse) y el  “habla” (que sería de uso individual, refiriéndose al modo en que cada quien hace uso de la lengua). Además, establece una relación subjetiva entre  significante (el concepto, la palabra) y  significado (la imagen acústica, la definición), que son los principales componentes del  Signo Lingüístico (la lengua).
La teoría del Signo Lingüístico de Saussure hace referencia, entre muchas otras máximas que se aplican para cualquier lenguaje humano, al  Principio de Arbitrariedad  del Signo Lingüístico, el cual se explica de la siguiente manera:
  1. El signo lingüístico es arbitrario porque, la unión entre el significado y el significante está sustentado en la convención social, es decir que es producto de un acuerdo social.
  2. Esta relación entre significado y significante es inmotivada ya que no hay motivo para justificar esta relación por fuera de la convención social.
  3. Los signos lingüísticos, al ser puramente convencionales, son el único sistema que cumple enteramente con la condición de arbitrariedad.
Con esto se evidencia entonces, que las palabras tienen  el significado que la sociedad le quiera otorgar, y por esto el uso de las mismas cambia de manera  espontánea. Entonces, no porque un grupo de personas le quiera dar un significado diferente a las palabras que ya tienen otra concepción social por la mayoría, estas serán discriminatorias o no:  la connotación peyorativa se la da cada persona en el uso semántico del habla. Por lo tanto, si alguien no se siente aludido en el uso del masculino como genérico, entonces algo anda mal en su entendimiento de la convención social que es el signo lingüístico.
Aquí lo que se quiere es justificar la posición de la RAE, que  intenta defender la economía y la practicidad a la que siempre debe apuntar el habla, ante el mal llamado “lenguaje inclusivo”, ya que este último pretende separar lo que ya está junto. Y en este sentido, desde la línea feminista, al separar los géneros desde la infancia, haciendo uso del “niños y niñas” para referirnos al conglomerado poblacional  ¿no los estamos etiquetando ya con la convención social de uno u otro género, dicotomizando sus significados?
Eso desde el punto de vista semántico, pero la justificación gramatical del error que implica el uso del “lenguaje inclusivo” se encuentra en el estudio de la morfología de la lengua hispana.
Del esquema anterior es importante resaltar el concepto de  Vocal Temática que la RAE define como aquella “vocal que  diferencia las conjugaciones del  verbo  y se mantiene en algunos de sus derivados” (sustantivos o adjetivos). Por lo tanto, cuando un sustantivo o adjetivo se usa de manera general para femenino y masculino, casi siempre estamos hablando de una palabra cuyo  origen etimológico proviene de un verbo y que mantuvo su vocal temática.
Muchas otras veces se presentan palabras con origen greco-romano que tenían en la lengua madre un género indefinido, y que luego, debido a la evolución y adaptación al español, adquirió una forma femenina y masculina, como es el caso de la palabra  todo que proviene del latín  “totus”, el cual se usaba para referirse a una totalidad sin género, inclusive para preguntar sobre la cantidad de algo. Fue en la adaptación al español de este término que se  incluyó el femenino  “toda” o  “todas”.
Así mismo, muchas palabras que antes tenían un significado fueron adquiriendo nuevas acepciones completamente diferentes. Otras simplemente desaparecieron por la falta de uso. Estos fenómenos que ocurren en cualquier lengua. 
Para el estudio y descripción de los cambios que tiene el uso de una lengua a través del tiempo existe la  diacronía lingüística. También hay otra rama de la lingüística que se encarga del estudio y descripción de la lengua usada en un momento específico, esta es  la sincronía.
En conclusión, no puede haber machismo o sexismo en un lenguaje, si entendemos los siguientes conceptos:
  1. Arbitrariedad del Signo Lingüístico.
  2. La espontaneidad del lenguaje (Semántica y Sincronía).
  3. La evolución etimológica de las palabras (Diacronía).

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